martes, 20 de agosto de 2013

Todos somos una señora de anteojitos



Conocí a Hadaconhache
cuando era una mininube llena de lluvia,
me seguía y maullaba sin parar
Y una señora de  anteojitos,
directora del destino
nos miró y me dijo
“Si no te la llevás
viene una rata grande esta noche y se la come”

El andar midiendo quién la tiene más larga
la razón apropiada y que te lo digo yo y es así
querer ganarse todas las bolitas
guiñar el ojo aunque el ancho de espadas ni siquiera esté en el mazo
sobrar que tenemos más fuerza que el ancho Peuchele
defenderse cuando no hay ataque
la estrategia de ataque cuando estamos vulnerables
hacer todo lo que se puede y lo que no
querer rojamente aunque eso signifique
entregar la última Toddy que queda en el paquete
hacer lo mismo que hacemos todas las noches
tratar de conquistar el mundo
la demagogia
ser de la mitad más uno
ser de la mitad menos uno
mirar para atrás cuando te caes en la calle
a ver si alguno te vio
googlear aprobación
en cada ser vivo o inanimado que te cruzás
persistir hasta que te manden al carajo.

No somos más que una mininube de lluvia
cruzada con una señora de anteojitos
maullando pidiendo al otro
que nos lleve un rato
porque mete demasiado miedo
esa rata grande
que nos come de noche.




Ni escribir algo como esto
ni hacer el pasito de Michael Jackson en el medio de la avenida
ni salir en todas las fotos con cara de ninja con  cuatro rivotriles encima
ni que cada tanto por la calle me digan “señora”
ni que cada tanto por la calle me digan “señor”
ni confesar que me sé una de Arjona de memoria.

Por mis propios miedos
hice llorar alguna vez
a la mujer que amo.

Y esa es mi mayor vergüenza.