lunes, 3 de marzo de 2014

A marzo




Me intriga cuando alguien me dice “aprendí a quererte”
porque fantaseo que hay cursos en los que alguien enseña a quererme.
Quizás un profesor con un gran pizarrón
que explica con flechas cuál es el tratamiento
para relajar la contracción espasmódica del inconsciente
cuando quiero que el otro se aleje
y que enumera principios para tratar de sacarme
de ser adicta
a lo peor de cada luna
a los rayos ultravioletas del sol
a los satélites caídos de cada planeta.
O alguien que relata
los accidentes geográficos
por los cuales me olvidé el protocolo ,la solemnidad,
las etiquetas y las certezas en la placenta
Tal vez un tipo bien peinado con gomina
que detalle un contexto histórico
que justifique que me molesta de los otros
absolutamente todo lo yo que soy
O un carpintero que cuente
que desde el Renacentismo tengo el corazón barnizado,
y que eso no lo hace más brilloso ni resistente
sino que por el contrario retiene humedad y se llena de manchitas negras.
Puede que haya un doctor con matrícula y todo
que prescriba una medicina
para aliviar
que estornudo muchas veces por día
porque me tengo alergia
O algún pastor
que diga que es un don
ser la peor en casi todo

Por eso, los que dicen “aprendí a quererte”
avísenme.
No es para presumir,
pero me sería bastante útil aprenderlo a mí también.

La naturaleza del fuego


En tu espalda
viven miles de marineritos sedientos
que volvieron a puerto seguro.
Ellos saben de anclas, de amarras
de agua y esperas.
Yo ,en cambio, gaviota
la sobrevuelo mar insondable.
Hago treguas con ellos:
extiendo un rayo de sol
para que lo anuden
en  el arcoiris de tus hombros
y puedan trepar hasta el cielo.
Yo,en  esa costa desnuda
juego a ser Neptuno 
provocando maremotos.

La vuelta de Saturno (el índice de galgos abandonados después del periodo de caza)


Toda demanda
es una demanda de amor.
En toda queja
estamos estornudando un virus que nosotros contagiamos.
En toda exigencia
acariciamos a papá.
Y como cachorros
pedimos cariño a gritos,
tiramos de la pollera de la comodidad
para que nos de la teta
y nos ponga a dormir.
Para una navidad,
un papá noel pasado de vithel toné
nos regaló
un distorsionador de realidades
que se alimenta de recuerdos distorsionados
por el mismo distorsionador de realidades
y nunca más supimos
qué vino primero,
si el recuerdo
o el distorsionador de realidades.
Lo cierto es que
andamos confundidos
y cada vez que vemos un corazón
que se abre diciendo tire,
nosotros empujamos automáticamente.

Nunca creas tan simple lo que ves,
es muy probable que
tu vecino
tu jefe
o yo
te estemos pidiendo cariño
aunque tu vecino te pida una tacita de azúcar
tu jefe papeles
y yo atención.
Sabé disculpar.
Todos estamos haciendo las reformas necesarias
para hacer de la adultez
un lugar mejor.