viernes, 18 de abril de 2014

Almitas de papel VII: carta de Él a Ella




Que esto no es lo mismo de siempre.
Que no es puro reduccionismo de suma de soledades. Que no es que vos tenés un álbum de figuritas y yo tengo otro álbum y nos intercambiamos las que faltan.
Que no es que convivimos, es que de repente nos vivimos y cada dos de cada mes me siento aterrorizadamente feliz.
Que me recetaron tu amor cada ocho horas y de atrevido me mudé al laboratorio en el que se fabrica. Que ahora veo a tu ejercito de soldaditos cambiar armas por llaves para seguir abriendo jaulas.
Que por vos me subo al faro y cambio la bombita por una vela para que los delfines tengan una cita romántica.
Que la tarde que te conocí los nombres de nuestros hijos te colgaban de las pestañas y yo que siempre fui aire me las llevé a una esquinita del cielo en la que se cumplen todos los deseos.
Que mi hobby era armar muñecos con nieve de las cuevas, y ahora es derretirlos para hacerte un arroyo en el que te puedas bañar.
Que tu cuerpo es el grito de tierra firme de este marinero que tiene de brújula un reloj de sol.
Que si te miro fijo a los ojos veo el mapa de cuando la tierra estaba toda unida, la gente le dice de una manera difícil. Yo le puse tu nombre.
Que tengo miedo de que la Real Academia me denuncie porque muchas cosas tienen tu nombre.
Que no sé como hacés pero el suelo se va transformando en piano cuando vos caminás y parece que llevaras de la mano un director de orquesta que nos hace la banda sonora.
Que te escribo esto porque hay algo quiero decir y no se puede, palabras pájaros, una gramática puerta de una lengua paralela.
Que digo gato terciopelo globoaerostático misterio como rotondas que hago para decirte lo innombrable del amor.

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